Episodio número... eeeeh.... umm.... D'OH!



Bien raro: de un tiempo a acá, dejé de ver la televisión. Creo que hubo dos factores que acabaron desinteresándome de apegarme a los horarios de las televisoras para obtener entretenimiento. Primero, impaciencia por la lentitud con la que incluso canales de cable traían nuevos episodios de mis series favoritas (Lost, Los Simpsons, South Park, los programas de la WWE, Doctor Who, American Idol, etc) cuando fácilmente podía verlos con apenas horas de diferencia de su transmisión original al bajarlos por internet. Segundo, cuando me compré un grabador de dvds me olvidé de las rutinas de sentarme a tal hora para ver los programas que no podía bajar (31 minutos, The Soup) o, si había algo interesante, simplemente lo programaba y me olvidaba por completo para verlo en un horario más conveniente. Tanta flexibilidad, yo creo, me ha hecho olvidarme por completo de las programaciones normales, para poder ocuparme de otros asuntos: después de todo, mis shows siempre están esperándome para cuando los necesite.

Las múltiples repeticiones de Los Simpons en cable y TV local han sido las que más han sufrido, ya que sólo me acuerdo de verlas cuando me toca cenar algo ligero y puedo comer frente al televisor. Quizá un poco más presionado de un tiempo a acá, me es más difícil sentarme a ver un episodio que he visto docenas de veces cuando hay actividades que podrían aprovechar mejor ese tiempo. Todavía me pone muy contento encontrarme con un episodio de Los Simpsons en un rato en el que no tengo nada qué hacer: desafortunadamente, esos ratos cada vez son mas raros.

Por mi parte, eso explica mi ausencia de este proyecto. Ya van varias veces que me siento con la idea de actualizarlo, pero el hecho de que no tenga ningún episodio fresco en la memoria me deja en blanco cada vez. Pero cada que uso alguna frase de Los Simpsons, siempre tan atinada para describir una situación de la vida real, me da una punzada y recuerdo este espacio y cómo lo estoy desaprovechando a lo bruto.

Hoy me gustaría escribir un poco sobre el fenómeno del "D’oh!", mejor conocido aquí en México como "¡Ou!". Es la interjección que Homero utiliza para darse cuenta de que se ha equivocado o cuando algo malo le sucede. Es una especie de "¡chin!" o, si fuera película doblada al español, "¡Maldición!". Es más conciso y punchy, sin embargo, y el sonido que lo forma captura la esencia del (o quizá ya simplemente se ha asociado fuertemente con) darse cuenta del equívoco o desgracia personal.

Curiosamente, antes de que llegaran Los Simpsons y su "¡Ou!", mis primos, mis hermanos y yo ya contábamos con una interjección similar, sólo que más irritante. Cuando nos atrapaban en un error, emitíamos un largo "Gueeeee", donde la "e" se confundía la "u", y resultaba en un sonido gutural que intentaba recrear el sonido de un bebé. Lo peor era que tenía gestos que lo acompañaban: voltear los ojos al cielo y torcer la boca sacando el labio inferior de manera que el cuadro completo comunicaba la idea de un bebé retrasado mental, lo que explicaba nuestro lapsus brutus. Pese a que yo fui de los iniciadores de esa clase de reacción, poco tardé en hartarme, y traté hasta el cansancio de quitarles el hábito a mis hermanos y primos, a quienes por desgracia les duró el chiste todavía cinco años más.


Yo adopté con entusiasmo el "¡Ou!" en cuanto pude, para después convertirme al "D’oh!" americano, que considero más especial. A mí me parece lo más normal, integrar al léxico popular un quejido tan exacto y útil. Pero creo que algo ha ocurrido... y es que no hay mucha gente que lo utilice, la verdad. Esto es pura especulación, pero sospecho que existe una clase de estigma asociado con la interjección: que no importa que tan al caso venga, la primera reacción de la gente será "uy, un nerdo que le gustan/todavía ve Los Simpsons". Me ha tocado ver a gente que lo dice, pero muy, muy quedito.

Me parece una situación interesante y triste, porque de ser cierto, quiere decir que la penetración cultural de Los Simpsons en México, después de tantos años, en realidad no es muy grande. De hecho, todavía me extraña que las convenciones de comics o anime estén tan asociadas con el programa, cuando en realidad nunca ha sido un programa de nicho, sino familiar y de crítica social (al menos en sus mejores épocas). Es común ver a los actores de doblaje en estas convenciones, pero a nadie se le ocurriría llevar a alguna personalidad del programa a Espacio 2007, por ejemplo, o a algún Congreso de Comunicación para que hable del impacto social del programa. ¿Quiere decir que, pese a que lo pasan después de las ocho de la noche y en segmentos de madrugada, en México se sigue considerando a Los Simpsons como cualquier otra caricatura, sin el valor de cualquier otro programa hecho con actores?

Especulaciones grandes, nacidas de una simple observación. No tiene por qué ser cierto nada de esto, pero puede ser una de las razones por las que la que el colectivo mexicano no se haya apropiado de un término tan efectivo, y prefieran dejarlo "en su sitio", so pena de que los atrapen citando caricaturas.

O quizá sólo sea que "Do’h!" es más apropiable que "¡Ou!".

Todo esto viene a cuento porque puedo ver en distintas áreas de la cultura norteamericana donde la interjección ya está asentada por derecho propio, probablemente sin alusiones directas al programa que la originó. Más allá de que aparezca en el diccionario de Oxford, me ha tocado ver cómo Mike Nelson la ha utilizado en Mystery Science Theater 3000 y en sus nuevos Rifftrax. En MST3K, en particular, se puede ver cómo encoje los hombros cuando lo dice, para acentuar la reacción casi dolorosa ante un diálogo tremendamente estúpido.

Hay muchas cosas que yo he tomado de Los Simpons, pero este es uno de los pocos casos en los que me extraña que más gente alrededor mío no haya aprovechado una expresión tan universal. Quizá porque también requiere un sentido del humor que permita reírse de uno mismo... y eso sí es bastante raro.